San Sebastián. Advocación y patronazgo de Tíjola, la historia

0
655
San Sebastián, patrón de Tíjola
San Sebastián, patrón de Tíjola

San Sebastián, el veinte de Enero, señala el inicio del calendario festivo de la ciudad de Tíjola. Se arrojan roscos al Santo Patrón, la multitud enfervorecida salta, grita, recoge pan, caramelos o roscas adornadas con engañifa, como música de fondo, en esta procesión-algarabía, se escuchan los cohetes… El pan una vez al año, se hace fiesta, jubilo y gozo. La pregunta que surge es: ¿Quién era San Sebastián? ¿Cuál es el origen de esta tradición?.

En la fiesta de San Sebastián se unen lo sagrado y lo pagano, lo puramente religioso y la unión al unísono del pueblo, en el más amplio sentido de la palabra. De San Sebastián conocemos que era un soldado milanés de guarnición en Roma y que fue mártir por no reconocer la divinidad que el emperador Diocleciano (284-305) quería atribuirse para obtener una unidad política en el Imperio Romano. Se conoce el sepulcro donde fue enterrado; en la Vía Appia, que fue catacumba de los primeros cristianos. Ha sido venerado como Santo desde la antigüedad y el Papa Cayo le otorgó el titulo de defensor de la Iglesia.

Iconográficamente se le representa ya desde la antigüedad: atado a un tronco de árbol y atravesado su cuerpo por flechas.
D. Juan de Austria es encargado por el monarca Felipe II para sofocar la rebelión de los moriscos del Reino de Granada en 1569. Es como él militar y defensor de la fe; San Sebastián, y D. Juan de Austria hace del segundo un gran devoto; en el siglo XVI era un honor para un militar cristiano luchar contra los infieles y, a ser posible, morir en combate.

Así los núcleos de población que eran conquistados por sus tropas estaban acogidos a su patronazgo. De este modo desde las alpujarras granadinas, Caniles, Tíjola, todo el valle del Almanzora hasta Lubrín y todo el valle del Andarax quedan bajo el patronazgo de San Sebastián.

Ginés Pérez de Hita en su obra «Guerras Civiles de Granada» nos relata, como era y los medios que utilizaron los cristianos frente a los moriscos; la conquistó un Jueves Santo con doce cañones y, así nos describe el lugar: «Luego que su alteza dio fin a lo de Serón, mandó que el campo tomase la vuelta de Tíjola, lugar antiguo y fortísimo con un castillo inexpugnable, fabricado sobre unas peñas muy altas y tajadas, donde los moros recogidos de todos aquellos lugares, como Urracal, Armuña, Bayarque y otros muchos, tenían depositadas sus prendas más queridas, pareciéndoles estar seguros. Marchó al campo con el orden que designó su alteza, y llegando a Tíjola la Nueva, que era otro lugar que estaba en lo bajo, donde los moros se habían ido, subiéndose a la población antigua y castillo fuerte, asentó su real toman-do la traza que era conveniente para estar mejor y con menos peligro» para la batalla.

Nosotros vamos a sustituir el guerrear por la lucha, el cuerpo a cuerpo, el salto y los ofrecimientos de los roscos, los sonidos de los cañones los sustituiremos por los cohetes y la algarabía que preside San Sebastián, compartiremos, el pan, el vino y la fiesta, Y gracias al pan, celebraremos la alegría de vivir.

 

 

Gonzalo Pozo Oller