El estratega político, oriundo de Tíjola, que hizo ganar a 13 presidentes.

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Antonio Sola Reche

El estratega político Antonio Sola Reche (1972) se ha especializado en campañas electorales y gobiernos.

Frecuentemente referido en el mundo de la consultoría política como «creador de presidentes», es hoy uno de los estrategas políticos más destacados y reconocidos a nivel mundial; particularmente en Iberoamérica.

Antonio Sola ha sido estratega principal en importantes campañas ganadoras, como las de Juan Manuel Santos (Colombia), Mariano Rajoy y José María Aznar (España), Felipe Calderón y Vicente Fox (México), Michel Martelly (Haití). Cuenta en su haber más de 450 campañas electorales en más de 25 países.

Es Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Business Administration por el Instituto de Empresa. Embajador itinerante de Haití para el desarrollo de Inversiones Internacionales.

Adjuntamos la entrevista concedida para el periódico LA NACIÓN de Argentina:

“Me buscan porque gano elecciones», dice histriónico, dispuesto, simpático. Está sentado en un bar del bajo porteño y su modo de hablar, mientras revuelve su té verde, recuerda al de un candidato en campaña. Pero no. El «gurú» de marketing político Antonio Sola trabaja en las sombras. Su último batacazo fue la semana pasada, en México, con el triunfo de Andrés López Obrador, a quien asesoró durante un año y medio para las históricas elecciones que llevaron a la izquierda al poder. Hoy delinea ideas para la campaña del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, que quiere ser presidente en 2019.

Con más de 500 campañas en todo el mundo, ayudó a ganar a 13 presidentes y nombra a la Argentina en segundo lugar cuando se le pregunta por su país preferido. El primero es España, su tierra natal, donde acompañó a Mariano Rajoy y a José María Aznar en sus carreras hacia el Palacio de la Moncloa. En la Argentina asesoró a Sergio Massa para las presidenciales de 2015, pero el líder del Frente Renovador quedó en el tercer lugar. Puede decirse que la Casa Rosada es una cuenta pendiente para este catalán de 46 años que viaja al país todos los meses.

Considerado un experto de la comunicación 2.0 con un enfoque en la «formación de liderazgos fuertes», Sola rechaza propuestas. Sus primeros diálogos con el gobernador peronista de perfil dialoguista fueron este año. Se conocieron en un congreso de marketing político y cruzaron unas palabras. Fue el salteño quien lo buscó, semanas después, a través de un asesor que le propuso trabajar juntos. Luego se encontraron personalmente.

Desde entonces, Sola desembarca en Ezeiza cada tres semanas y viaja a Salta para encontrarse con Urtubey. «Me atraen personalidades como la de Juan Manuel, cuando los veo decididos y enfocados, con una vocación de desarrollo como la que tiene en Salta», dice a LA NACION. También se reúne con empresarios, curas y viejos amigos. Especialmente en Buenos Aires se familiariza con la situación local. Cree que las consecuencias de las medidas económicas de ajuste del Gobierno crean un terreno fértil para el desarrollo de la oposición.

Mientras termina el Mundial y los posibles precandidatos comienzan a perfilarse, el gurú político catalán hace un pequeño ensayo de asesoramiento. «Contrastar con Macri sería que Juan Manuel dijera que él no hubiera llamado al FMI. La suya sería una tercera posición bien marcada», dice, confiado en la posibilidad de franquear la «grieta» y absorber los votos del kirchnerismo en una eventual segunda vuelta.

En abril, mientras la relación con Urtubey estaba en etapa de diálogo, Marcelo Tinelli lo invitó a tomar un café a través de un amigo. Se encontraron en un restaurante de Palermo y conversaron por una hora. Nada concreto salió de ese encuentro. Ambos dicen que sólo fue una charla cordial e informal. Fuentes cercanas al conductor de Showmatch aseguraron que «Marce» quedó «encantado» con él.

Sola trabaja con distintas modalidades, según el candidato. Sus honorarios son un misterio, como suele ocurrir con los asesores de los políticos. A veces le entregan la llave maestra de la campaña; otras le piden consejos puntuales en reuniones esporádicas. Y cada esquema tiene su precio.

Su trabajo se centra principalmente en América Latina, donde asesoró a los mexicanos Vicente Fox y Felipe Calderón; al guatemalteco Otto Pérez Molina, a los haitianos Michel Martelly y Jovenel Moïse; al curazoleño Gerrit Schotte; al ecuatoriano Lenin Moreno; y al colombiano Juan Manuel Santos. En el caso del mexicano AMLO (como llaman a López Obrador), estuvo en la mesa de la izquierda a través del Partido del Trabajo, parte de su coalición.

En Europa trabajó junto a los españoles Rajoy y Aznar. Y en África con los sudafricanos Cyril Ramaphosa y Lindiwe Sisulu.

Asesoró a Francisco De Narváez en 2009 (fue el artífice del polémico slogan Ella o vos que en letras blancas sobre fondo rojo fustigaba contra la entonces presidenta Cristina Kirchner) y en 2015 se sumó a último momento a la campaña presidencial del diputado Sergio Massa, que venía desarrollando el asesor peruano Sergio Bendixen, fallecido el año pasado. Después de la derrota contra Mauricio Macri, se encontró con el tigrense en varias ocasiones. Una fue en Miami, donde le aconsejó que dejara a un lado la estrategia de «la extensa avenida del medio» que lo llevó a una nueva derrota en 2017. Hoy ya no tienen relación.

Mientras tanto, no escatima elogios cuando se le pregunta por Jaime Durán Barba, el estratega ecuatoriano que resultó clave en el triunfo de Cambiemos. «A Jaime lo respeto mucho, es un hombre exitoso, que hizo un gran trabajo, leyó muy bien las cosas y ayudó a su candidato a ser presidente». Con él comparte el desdén por las categorías de izquierda y derecha. «La potencia de los liderazgos es superior a la potencia de las ideologías», dice Sola con acento español y reminiscencias caribeñas.

De perfil bajo, se ganó el mote de «rey de la campaña sucia» por su serie de spots bajo el slogan «Un peligro para México» contra el rival de Felipe Calderón, su cliente en las elecciones mexicanas de 2006. No le gusta. «La estrategia de contraste es buena, legítima, ayuda a la democracia y a los ciudadanos a decidirse. La campaña sucia se basa en la mentira. Yo no hago eso», dice.

Y entre viaje y viaje, avizora para el próximo año una campaña «contrastante».